Extorsión desde el reclusorio

por Luis Enrique Rodríguez, especial para El Consejo Blog

Todavía no podemos asegurar que estamos a salvo de quienes delinquen como forma de vida, ni siquiera aún cuándo están tras las rejas.

La cárcel: supuesto sitio en donde los delincuentes ya no deberían de contar con ningún medio (¿un teléfono celular?) que les posibilite cualquier tipo de actividad ilícita.

Pero… no, hasta ahora es imposible asegurarlo.

Así, pues, todos debemos de estar alerta y unirnos como ciudadanos para evitar que la impunidad siga permeando la vida diaria y permita que este tipo de cosas sucedan.

EL CHANOC Y SU BANDA

Hablemos del caso de Feliciano «N», El Chanoc, quien aún tras las rejas del Reclusorio Norte –en donde se encuentra preso por pertenecer a una banda de secuestradores- ha seguido delinquiendo, ahora con repetidos intentos de extorsión telefónica.

Desde el aparente ¿cobijo? que le otorgaba esa cárcel, Feliciano realizó por lo menos 10 de intentos de extorsión, hasta que una de sus víctimas decidió no quedarse callada, y tras recibir asesoría ciudadana, presentó una denuncia formal ante las autoridades de la Procuradría del D. F.

Ello permitió llegar hasta el Chanoc y terminar con las operaciones que hasta ese momento llevaba con impunidad.

RECURSO Y MÉTODO

Feliciano operaba de la siguiente manera:

Desde el Reclusorio llamaba a sus víctimas, a quienes les decía que era miembro de un grupo delictivo –alternaba entre decirse miembro de «Los Zetas’ y de ‘La Familia Michoacana’–.

Acto seguido, procedía a decir que lo habían contratado para hacerle daño a su interlocutor, a quien también le contaba detalles sobre su vida familiar, con lo que lograba infundir el miedo en la víctima.

Una vez logrado eso, venía la extorsión: Feliciano les exigía que le depositaran dinero a cambio de dejarlos en paz.

Por lo menos 10 personas cayeron antes de que se pudiera terminar con su red de extorsión. Hasta que alguien, un ciudadano de quien se reserva su identidad, decidió no quedarse callado.

El afectado, que aquí llamaremos Arturo, recibió la llamada del Chanoc, asegurando que era parte de los ‘Zetas’ y que secuestraría a sus familiares si no accedía a entregarle una fuerte suma de dinero.

Arturo, confundido  y temeroso luego de que la persona del otro lado de la línea le detalló las actividades de su familia, cumplió con todas las demandas; entre ellas, depositar la cantidad acordada mediante una orden de pago a nombre de… Judith «N».

Ese fue el error del extorsionador que permitiría a las autoridades desmantelar su red. El Chanoc, arrogante, nunca pensó que alguien denunciaría sus fechorías; por ello no le preocupaba dar el verdadero nombre de sus cómplices como beneficiarios de los pagos.

Luego de que Arturo realizara el depósito, volvió a recibir una llamada: el delincuente decidió «no conformarse» con el depósito en efectivo. Ahora se le ordenó que también le regalara su camioneta Cheyenne, solicitándole que la dejara, junto con las llaves y todos los papeles, en un punto de la Central de Abastos.

Arturo volvió a obedecerle.

FINGIDO «ZETA»

No fue sino hasta que recibió una tercera llamada que Arturo empezó a sospechar que el extorsionador sólo conocía a Los Zetas… en los periódicos.

Un supuesto integrante «zeta” le indicó que su camioneta ya iba rumbo a Michoacán, y que ya no le moviera a nada más. Ante lo que consideró una explicación no solicitada, Arturo sospechó que se trataba de un simulador. Así, una vez que confirmó la seguridad de sus familiares, acudió a interponer la denuncia correspondiente.

Evidentemente, recordó el nombre de la persona a la que le giró la orden de pago en el banco y lo entregó a la Procuraduría. Gracias a ello, las autoridades pudieron detener a Judith, una de las cobradoras de El Chanoc.

Una vez que la mujer estuvo bajo la custodia de La Fuerza Antisecuestros (FAS) de la Procuraduría del D. F., no fue necesario mucho tiempo antes de que revelara quién era el cerebro detrás de la operación. Así, las autoridades pudieran detener –al menos por ahora– el redituable negocio de El Chanoc.

Según las investigaciones, El Chanoc pagaba a sus cómplices dentro de prisión 2 mil pesos a la semana. Y a quienes recogían el dinero en la calle, como Judith, les daba 400 ó 500 pesos por cada cobro.

DENUNCIAR: LA MEJOR VÍA

Negocios fundamentados en la extorsión y que lamentablemente mucho se practican dentro de nuestras prisiones, pero para cuyo combate se requieren no solamente nuevas formas de vigilancia y control por parte de las autoridades penitenciarias, sino una presión ciudadana mucho mayor.

Cada vez que una víctima de extorsión decide denunciar, contribuye de manera substancial al abatimiento del delito.

Ahora mismo, si el lector o un conocido de este ha sido víctima de El Chanoc y/o de sus cómplices, tiene ahora una nueva oportunidad de denunciar e incrementar la penalización que podrá corresponderle.

Los teléfonos del Fiscal de Atención Especializada de la PGJDF son: 5826-5046 y 3094-6749.

Si el denunciante requiere asesoría, el Centro de Contacto 5533-5533 de El Consejo Ciudadano opera las 24 horas de los 365 días del año.

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Una respuesta to “Extorsión desde el reclusorio”

  1. pame mendez Says:

    Hola mi sobrino fue trasladado el dia de hoy al reclusorio norte y en la mañana le marcaron a su mama para decirle que si no depositaba dinero le iban a pegar a su hijo la llamada era del reclusorio que se puede hacer en este caso y como se garantiza la seguridad de mi sobrino si esta aya adentro con los extorsionadores gracias

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